La puerta una vez más se abrió, desfilaron por el salón preadolescentes, y nada más soltar mochilas, en juegos varios participaron.
(Habla un participante)
Nos sentamos en el suelo y una de las primeras cosas que aprendí, es que hay varias inteligencias, y mira por donde, descubrí la mía.
Contamos » secretos» y no hablo del secreto que se come, que por cierto está muy pero, que muy bueno. sino de esos secretos que no cuentas, y si los llegas a contar sientes «liberación total».
Aprendí una cosa que se llama «derechos» y no es de estar derecho.
Llorar está bien, Y yo soy mi mejor amigo.
Aprendí técnicas de cómo hacerme respetar, el lado positivo de las emociones negativas.
¡Ay, ay, ay,! son tantas las cosas que me enseñaron, que he de decir que me sentí segura/o, cuidada/o, querida/o y libreeee.
Vimos película, ¡y que película!
Hicimos teatro, y me asombré lo bien que actué, y mis compis también. Puedo decir que este taller es un tesoro.
He aprendido que lo mejor es ser «yo mismo/a, y no querer ser como otro/a, o querer algo de alguien, porque no sabemos lo que detrás.
Vi cualidades, que cuando estoy dentro de mi corazón, me hacen sentir bien.
Ah! también deciros que durante el taller nos acompañaron unos personajes muy especiales » los títeres» debo decir que me aportaron un montón. Gracias por hacernos ver la vida de otro color.
Y os dejo, sin antes decir que en estos tres días, algunos de nosotros hicimos el «salvaje», pero agradeceros porque en todo momento el toque de atención fue siempre con amor.
Darle las gracias a cada niño/a por permitirnos entrar en sus vidas y dejarnos revivir esa energía.
Dios los bendiga.
Esperanza.